La sustitución de la mediocridad se dará a través del rompimiento estructural. La era está pariendo un sistema distinto y le duele y nos va a doler aún más.
Posmodernidad más posverdad más tecnologías: una tríada explosiva que empieza a parir otra sociedad, otra forma de convivencia, otra manera de articular lo común.
La mayoría de nuestros vínculos quieren que se rompa todo. Sí, la mayoría. Sí, que se rompa todo.
Con la levísima esperanza de que después de roto podría venir algo mejor, que nos haga bien a las mayorías, aunque con la no esperanza de que hasta hoy ha sido siempre «cambiar para no cambiar jamás».
La tremenda y abismal lejanía de la dirigencia con el pueblo se ha profundizado de manera estrepitosa: esa sensación de que la dirigencia tiene todos los beneficios y las personas de a pie el destierro casi desahuciado.
Pasamos del «que se vayan todos» como frase de desahogo al «que se rompa todo» como frase de necesidad desesperanzada.
Frente al interrogante de ¿qué puedo perder?, la respuesta está más cerca de “ya perdí mucho, ahora que pierdan ellos (la dirigencia)”, que de análisis racionales sobre las posibilidades de que las distintas propuestas sirvan o no sirvan.
Estamos frente a la elección más desganada de los últimos 40 años: la decisión no se basa ya ni siquiera en el mal menor.
Y ese desgano se manifiesta en un voto bronca pasional: “que se rompa todo y después vemos”.
La grieta Kirchnerismo vs. Macrismo saturó a niveles casi insondables.
Y en sus estrategias electorales, los tres tercios dicen que son el cambio y que se viene una Argentina distinta: intentan posicionarse en la representación de cambiar lo que hay.
- Massa dice que no todo está tan mal y que a partir de diciembre será distinto porque él será el presidente y no Alberto. Pero te lo dice junto al Kirchnerismo, con Insaurralde de joda en un yate y con Chocolate sacando guita de los cajeros.
- Bullrich dice que el cambio hay que hacerlo a fuerza de orden, grita que va a terminar con el Kirchnerismo y plantea un blanco y negro. Pero te lo dice alejándose de los valores republicanos que pretenden representar, desde el Macrismo y con Melconián con su pasado y sus audios como paladín de la economía que viene.
- Milei entendió el clima de época y lo representa: dice que va a romper todo porque aquellos a quienes la ciudadanía está odiando (la dirigencia) son chorros y corruptos, y su síntesis simbólica es una motosierra. Pero te lo dice junto a Barrionuevo y abrazando con guiños de simpatía al Macrismo.
En uno de esos tres grandes espacios que salieron empatados en las PASO en agosto está el próximo presidente o presidenta de Argentina.
Gane quien gane van a tener que romper todo. Con más o menos fuerza, con más o menos virulencia, más tarde o más temprano, pero Pepe va a tener que romper.
Y eso va a implicar repensar las estructuras de poder, los sistemas de representación, los estímulos de la corrupción, la financiación de la política, el oportunismo del empresariado con el Estado, y muchas otras cosas más.
Porque la gente se cansó. Y esta vez el vínculo popular es digital: un problema que no saben ver los dirigentes, no se dan cuenta, no lo entienden y ni siquiera se frenan a analizar para intentar representarlo, conducirlo.
- Opinión / Por JF Ardáiz (Lic. en Periodismo y co-creador de Asociación Ilícita).